miércoles, 28 de octubre de 2009

Mentiroso


Agassi recuerda estar sentado con un asistente, al que llama Slim:


"Slim tira una pequeña pila de polvo en la mesa de café. La corta y la aspira. La corta de nuevo y yo aspiro un poco. Me reclino en el sillón y considero el Rubicón (aquí Agassi utiliza una figura histórica, el río que Julio Cesar dudo cruzar, porque hacerlo significaba iniciar una guerra civil) que había pasado".


"Hay un momento de arrepentimiento, seguido de una vasta tristeza. Luego viene una corriente fuerte de euforia que barre con cada pensamiento negativo en mi cabeza. Jamás me había sentido tan vivo, tan optimista, y nunca con tanta energía".


La nota completa en la web del Times británico

No hay comentarios:

Publicar un comentario