La boxeadora Marcela Acuña es licencia profesional numero uno del boxeo femenino en nuestro país, además de ser la primera retadora argentina por un título mundial y primera en conseguir un campeonato del mundo tras cuatro intentos en la categoría supergallo de la WIBA, una de las asociaciones del Boxeo en el planeta. En una charla que dio para alumnos de Deportea habló sobre su continuidad y sus proyectos luego de que se retire.
Acuña quiere devolver todo el cariño que la gente le dio en cada pelea: “Si la presidenta me dice que me necesita para ocupar un cargo, yo dejaría el boxeo”, afirmó Acuña. También explicó que en este deporte ya dio mucho y que le gustaría estar cerca de la gente desde lo social: “Si fuera parte del gobierno podría presentar proyectos para incentivar a las personas desde el deporte. Porque está comprobado que se puede incluir a chicos excluidos, sobre todo como herramienta contra las drogas”, argumentó.
Como todo padre interesado en la educación de sus hijos, el de La Tigresa (apodo que le puso su marido Ramón Chaparro) intentó que hiciera danzas clásicas, pero fue hasta los ocho años ya que desde chica se dio cuenta que se aburría y que no era lo suyo. Entonces decidió practicar Full Contact (fue campeona sudamericana con 14 años), deporte que originó su pasión por el boxeo. “Siempre admire a la campeona mundial estadounidense Chrsty Martin. La miraba por televisión y seguía su campaña, fue mi ídola”, comentó Acuña. Su debut en el boxeo fue ante Martin en Miami, en diciembre de 1997: perdió por puntos tras diez rounds, pero dejó una buena impresión.
Practicar boxeo requiere de una disciplina que difiere de la de otros deportes: desde levantarse a las cinco de la mañana para desayunar e irse al gimnasio y entrenar, hasta realizar (generalmente por la tarde) los movimientos que incluyen el aspecto técnico. Y por la contaminación que azotó a Buenos Aires en junio de 2008, Acuña debió cambiar los hábitos en su entrenamiento desde lo físico: debido al humo disminuyó los trabajos de footing que realiza todas las mañanas para que su salud no se viera afectada.
Al afirmar que no le queda mucho tiempo en el boxeo La Tigresa sueña con dos peleas antes de retirarse: por un lado, en el Luna Park donde se consagró campeona mundial en la categoría supergallo, y por otro, en su provincia natal (Formosa) donde obtuvo el triunfo en la modalidad pluma.
Como todo padre interesado en la educación de sus hijos, el de La Tigresa (apodo que le puso su marido Ramón Chaparro) intentó que hiciera danzas clásicas, pero fue hasta los ocho años ya que desde chica se dio cuenta que se aburría y que no era lo suyo. Entonces decidió practicar Full Contact (fue campeona sudamericana con 14 años), deporte que originó su pasión por el boxeo. “Siempre admire a la campeona mundial estadounidense Chrsty Martin. La miraba por televisión y seguía su campaña, fue mi ídola”, comentó Acuña. Su debut en el boxeo fue ante Martin en Miami, en diciembre de 1997: perdió por puntos tras diez rounds, pero dejó una buena impresión.
Practicar boxeo requiere de una disciplina que difiere de la de otros deportes: desde levantarse a las cinco de la mañana para desayunar e irse al gimnasio y entrenar, hasta realizar (generalmente por la tarde) los movimientos que incluyen el aspecto técnico. Y por la contaminación que azotó a Buenos Aires en junio de 2008, Acuña debió cambiar los hábitos en su entrenamiento desde lo físico: debido al humo disminuyó los trabajos de footing que realiza todas las mañanas para que su salud no se viera afectada.
Al afirmar que no le queda mucho tiempo en el boxeo La Tigresa sueña con dos peleas antes de retirarse: por un lado, en el Luna Park donde se consagró campeona mundial en la categoría supergallo, y por otro, en su provincia natal (Formosa) donde obtuvo el triunfo en la modalidad pluma.
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